Un hombre vestido como médico duerme en la camilla, luz tenue, brazos cruzados al pecho. Tiene estetoscopio al cuello, biromes en el bolsillo.
Se prende la luz y se abre la puerta. Ingresa al consultorio una mujer. El médico se despereza y se ven en su boca los inconfundibles colmillos de Drácula. Continue reading