El dietista apabulla al paciente con sus exigencias:
– Y no puede comer nada que tenga hidratos de carbono. Las grasas muy limitadas. Bebidas no puede, sólo agua. Las proteinas, prohibidas. Sólo una pata de pollo día por medio. Puede comer una hoja de lechuga por día.
– Dr., esto no es vida. No puedo seguir una dieta tan estricta.
– Es por su salud.
– Si es así, prefiero beber cicuta y morir.
– Está bien, pero la cicuta bien lavada y sin azúcar, tómela en ayunas a mediodía, no la revuelva demasiado, en un vaso bien lavado…